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Cada Navidad se nos muestra el milagro más increíble: ¡Dios nace en nuestra humanidad!
La costumbre en nuestra cultura nos hace olvidar la grandeza e imposibibilidad de semejante acontecimiento: Dios nos quiere hasta el extremo de ponerse en nuestras manos como niño pobre, como hermano para hacernos hijos del Altísimo. ¡Un gran misterio y una preciosa maravilla!
El Niño Jesús, cada niño que nace, necesita unos padres que le acompañen, que le creen y le críen. El Niño Jesús, como cada niño que nace, convoca a la familia, a los hermanos, a quienes nos sentimos unidos por el sentimiento y por la sangre.
Hoy ha vuelto a suceder ese gran milagro: el Niño Jesús, que hoy ha vuleto a nacer, nos recuerda que tenemos un Padre y Madre en el cielo y que todos somos hermanos. Él nos hace hermanos e hijos de Dios.
Quizá el mayor milagro no sea este nacimiento, sino la Fraternidad que crea.
Los que intentamos seguir en Fraternidad escolapia a ese Niño durante toda su vida y la nuestra hemos de descubrir este gran milagro y hemos de construir el milagro de la comunidad, día a día.
Feliz Navidad.