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El signo fundamental de los cristianos es el amor: «En esto reconocerán que sois mis discípulos: en que os amáis los unos a los otros» (Juan 13, 35).
Este amor ha de traducirse en actitudes y acciones concretas: el perdón, el cariño, la solicitud por el otro, el servicio, el respeto, la comprensión,… y, sobre todo, en el cuidado de los débiles.
La pregunta de Dios a Caín sigue siendo muy actual: «¿Dónde está tu hermano?» (Gen 4,8).
Desgraciadamente nos hemos de seguir dejándonos cuestionar por ella. Lo podemos hacer hoy con este discurso recordando al «Gran Dictador» de Charles Chaplin que nos ofrece Acción contra el Hambre,

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Cuando está a punto de concluir un año y nos planteamos un año nuevo, también ha de ser revitalizado y nuevo nuestro signo cristiano.