Hemos celebrado, un año más, la Pascua del Señor Jesús en miles de lugares de todo el mundo. Millones de personas en cada rincón de la tierra hemos vuelto a descubrir a Jesús vivo a nuestro lado.
Tras la Pascua, llega el momento de la misión: hemos de recoger el testigo de Jesús para colaborar en la construcción de una humanidad digna de tal nombre.
Es la hora de la misión, del envío especialmente a transformar las situaciones de cruz en en realidades de resurrección.