Las historias de vida de las personas que están sufriendo las consecuencias de la guerra civil que azota a Siria, desde hace más de dos años, son dramáticas. Los datos dan muestra del desastre: más de 100.000 muertos, casi 7 millones de personas necesitan ayuda en el país y 4 millones han debido abandonar sus hogares.
Unicef, por su parte, alerta que el conflicto de Siria es una de las crisis más graves que afecta a la infancia en todo el mundo y una de las guerras “más brutales de los que el mundo ha sido testigo en las últimas décadas”. Toda una generación de niños y niñas está en riesgo en el país sufriendo la violencia, el desplazamiento a gran escala y la escasez de recursos básicos.
El problema de la ayuda humanitaria a Siria no está resuelto ya que los gobiernos no han cumplido más que un tercio de los objetivos fijados por la ONU y las organizaciones humanitarias no han recaudado tanto como se podría esperar. La gente es más generosa ante las catástrofes naturales que ante conflictos armados.