Filipinas – La solidariedad de todo el mundo
18-11-2013
Quiero comenzar esta tercera crónica sobre los efectos del tifón Yolanda en Filipinas con dos breves e intensa anécdotas. La primera está tomada del periódico Philippine Daily Inquirer, la presento traducida al español. El original está en una de las fotos que acompañan esta crónica.
Mamá, déjame irme
Tacloban City. La profesora de High School, Bernardette Tenegra, de 44 años, nunca olvidará las últimas palabras de su hija.
El padre de la familia había conseguido con su hijo subir a un lugar más alto fuera del alcance de las aguas que podían haberlos arrastrado. La madre sujeta a su hija. En ese momento es cuando se produce el diálogo.
Ma (Mamá) déjame irme. Sálvate a ti misma, dijo la niña, cuyo cuerpo estaba atravesado por astillas de madera de las casas aplastadas por el supertifón Yolanda. Yo estaba sujetándola e insistí diciéndole que se agarrase, que yo la iba a levantar. Pero ella simplemente se dio por vencida, dijo Tenegra, cuyo rostro estaba contraída por la pena
La segunda se refiere a una de las fotos enviadas.
Es la de un niño de Japón, que enterado de la tragedia de Filipinas, entrega todos sus ahorros personales al director de su escuela, como contribución solidaria. La imagen habla por sí sola.
Ha pasado ya más de una semana desde que el tifón Haiyan o Yolanda dejó su rastro de destrucción y muertes en Filipinas. Van llegando las ayudas a los diversos afectados, incluso a aquellos que se consideraban olvidados de todos, pues parecía que la ayuda se concentraba solo en Tacloban. De hecho, afectados residentes en pequeñas islas, reclamaban haber sido olvidados por el gobierno. También diversos periódicos e incluso el arzobispo de Cebu han criticado al gobierno por su lenta respuesta a la hora de atender a los sobrevivientes del tifón en las islas de Samar y Leite: “I can feel their frustration as it is almost a week and it seems that there is only a little help delivered to them by the government”. -Puedo sentir su frustración, pues ya hace casi una semana y parece que solo una pequeña ayuda les ha llegado del gobierno-.” Con todo el ritmo de la ayuda y su llegada a los afectados ha aumentado considerablemente.
Hacía pocos días, largas filas de camiones con víveres se alineaban cerca de Sorsogon (extremo sur de la isla de Luzón) a la espera de pode entrar en los ferris que los trasladasen a Leyte y otros lugares afectados por el tifón. Una vez más la geografía de este país con más de 7.000 islas, (aunque solo unas 500 están habitadas, si bien la población se concentra en unas 100 islas) hacía sentir las dificultades de una más pronta comunicación. No es posible llegar esos lugares por carretera, sino por mar o por el aire (aviones, helicópteros).
Ayuda enviada desde otras islas como Manila, Cebu, Mindanao, tenía que ser transportada por mar para llegar a las ciudades de Tacloban y Ormoc, pero el número de barcos capaces de transportarlas era bien inferior al número de caminos a ser transportados. La llegada de los barcos enviados por USA, y la de aviones enviados por naciones diferentes como Indonesia, Israel, Japón, Corea del Sur, ayudó a disminuir el sufrimiento de los que esperaban por agua y alimentos. Diferentes equipos médicos llegados, distribuidos en las diferentes áreas, están atendiendo a los enfermos y heridos. Solo a título de ejemplo, he aquí una pequeña lista de ayuds recibidas:
• Más de 15 aviones llegaron el viernes a Cebú procedentes de 10 naciones diferentes, trayendo toneladas de elementos de ayuda y muchos voluntarios.
• Uno de ellos, de la India traía casi 20 toneladas de alimentos, tiendas, cama, medicinas y otros bienes. Dejaban su distribución al gobierno filipino
• De Turquía llegó otro vuelo con 60 toneladas de ayuda: 500 tiendas de familia, 550 cocinas, y más de 5.000 mantas.
• Tres C130 llegaron de Corea con 41 voluntarios miembros de equipos de rescate. El cónsul de Corea estaba preocupado con la tardanza en que los miembros fueran trasladados a Tacloban para comenzar a actuar.
• El jueves a la noche llegaron dos aviones rusos con diversos bienes (comida, mantas, etc.) y médicos que actuarán en el norte de Cebú.
• Del Reino Unido llegaba un avión con bulldozers, carretillas elevadoras, jeeps, y otros suministros y la promesa de una donación de 53 millones de libras esterlinas.
• Esta lista se puede alargar con los nombres de los Estados Unidos, la Unión Europea, Malasia, Japón, Nueva Zelanda, Singapur, Suecia, Taiwan, Tailandia, Vaticano, República de China, Canadá, etc.
Se ha hecho sentir también la ayuda de numerosas organizaciones humanitarias, y de muchos voluntarios filipinos que han trabajado en la preparación de bolsas con comida y objetos de higiene para ser repartidas. Alumnos de facultades y de escuelas han contribuido a ello. Prácticamente en cada ciudad había puntos marcados donde las personas podían depositar comida, ropas, agua, para ser enviadas los lugares necesitados. Una práctica, que se manifiesta cada vez que un tifón o terremoto, o volcán deja sentir sus efectos en las diversas áreas. Están recientes en la memoria de muchas personas, los damnificados por la riada producida en Cagayan de Oro (Mindanao) hace unos meses, así como los afectados por las lluvias torrenciales y vientos en la región de Compostela Valley (Mindanao). Filipinos residentes en el extranjero también se han hecho sentir y ha ofrecido su ayuda.
Toda esta solidaridad ha hecho que la prensa hable de que Filipinas esté en el ojo de una tormenta de buena voluntad, de solidaridad. La comunidad internacional, gobiernos, instituciones y particulares, grupos y personas individuales se han presentes con abundantes aportaciones económicas, ayudas y servicios. Ha sido un desbordamiento de ayuda, que requiere que la administración filipina tenga un sistema transparente, organizado y con juicio para hacer un buen uso de todo ello.
A día de hoy continúa la evacuación de personas de las zonas afectadas a lugares como Cebu, Mindanao, y la isla de Luzón.
Aunque en este momento la ayuda está centrada sobre todo en proveer de agua, comida y refugios temporales, queda una gran tarea por delante: 270.000 casas han de ser reemplazadas al igual que muchas escuelas, ayuntamientos, etc. Además han de ponerse en acción las economías locales.
Hoy, domingo, llegaban dos de nuestros jóvenes, que habían viajado después de cuatro días del tifón, por falta de noticias de sus familiares. No había medio de comunicarse. En sus lugares respectivos que quedan a una hora de Tacloban y Ormoc, continúan sin luz y sin electricidad (situación semejante a la de muchos lugares), uno de ellos comentaba que su casa ha quedado destruida en un 80 %, pero estaban felices por haber conseguido entrar en contacto con ellos y ver que todos sus familiares estaban vivos.
Son varias las demarcaciones escolapias que han prometido también su ayuda. Aquí en un Cebú ha surgido una iniciativa del arzobispo por la cual parroquias de la ciudad de Cebú, especialmente las más capaces económicamente, apadrinarán a iglesias que han quedado destruidas o han perdido sus techos y han sufrido serios daños en la archidiócesis de Cebú (Bogo, Bantayan, Dan Bantayan, Camotes…).
Ha sido particularmente emocionante ver a mucha gente asistir hoy domingo a las celebraciones de la Eucaristía en esos lugares, muchas de ellas al aire libre, por falta de condiciones en las iglesias.
Las labores de atención a los sobrevivientes continúan. Seguiremos informando de los próximos acontecimientos.
Un abrazo». P. Miguel Artola