Así la describió Calasanz:
“La “Corona de las 12 estrellas” fue una devoción practicada en las Escuelas Pías de Calasanz. El origen de esta práctica piadosa, se remonta a finales del s. XIII. Está fuera de toda duda que el Calasancio conoció esta práctica de la Corona de la Virgen a través de la usanza de muchas personas devotas de su tiempo.
Calasanz es tan original en las indicaciones que propone en el rezo de esta plegaria, diferenciándose en ocasiones de otros autores, y tan concreto y especial en los conceptos, de poderlo tener como verdadero autor y no sólo propagador de la Corona.
Se empieza la corona con el primer «Pater» al Padre Eterno, que la eligió como su hija: siguen cuatro Avemarías en honor de las cuatro gracias que le hizo. La primera, la predestinó por Madre de su único Hijo; la segunda la preservó sin mancha de pecado original en su Inmaculada Concepción; la tercera la adornó de todas las gracias en su Natividad; la cuarta en honor del castísimo desposorio con S. José, su dignísimo esposo.
El segundo «Pater» se dice al Hijo, Jesús, que la eligió por Madre entre todas las mujeres: siguen cuatro Avemarías en honor de las cuatro gracias que le concedió. La primera, la Encarnación del Verbo Eterno, hecho hombre en el sagrado vientre de María, llevándolo nueve meses encerrado en él; la segunda, la Natividad de Jesús en el portal de Belén y la leche milagrosa con que lo alimentó; la tercera la educación de Jesús en su infancia; la cuarta las revelaciones de altísimos misterios que recibió de su Santísimo Hijo acerca de la redención del mundo.
El tercer «Pater» es al Espíritu Santo, que la eligió por Esposa, con las cuatro siguientes Avemarías en honor de los cuatro dones que le comunicó: el primero, que María fue la primera a la cual fue revelado más claramente el nombre de Espíritu Santo: «Spiritus Sanctus superveniet in te», etc.; el segundo, el ser Madre y Virgen por obra del Espíritu Santo; el tercero, fue templo vivo de la Santísima Trinidad por virtud del Espíritu Santo; el cuarto, fue exaltada en el cielo sobre todas las criaturas por el Espíritu Santo.
Se termina dicha corona con una «Salve Regina» por la Santa Iglesia Católica, propagación de la fe.
Esta devoción hacia la Santísima Virgen deseó que sea practicada por todos nuestros escolares cada día, para que en premio de tan pequeña fatiga se hagan dignos de la protección de la Virgen en la vida y en la muerte. Amen”. L. Picanyol “Epistolario di S. Giuseppe Calasanzio. Roma 1951, carta 799b).
Podemos ver la versión que hay en Peralta con los preciosos dibujos de Soledad Floch: https://www.youtube.com/watch?v=lUjtnpK5K5k