La actitud de compartir con Dios, por medio de las personas necesitadas de nuestro mundo, el diez por ciento de nuestros bienes es una actitud muy presente a la largo de la tradición bíblica, aunque quizá no tanto en la práctica habitual de los cristianos.
Desde la Fraternidad hemos querido que sea un rasgo que asumimos con la alegría de saber que ofrecemos a Dios algo de lo que de Él hemos recibido y que sirve para hacer un mundo un poco mejor.