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Con este término, «nuevo Pentecostés escolapio», el Papa Francisco animaba a todas las personas que asumimos el sueño de Calasanz a vivir este año jubilar con especial intensidad, pidiendo al Espíritu que nos siga guiando, descubriendo los signos de su presencia en la parcela de Iglesia y mundo que nos toca, creciendo en disponibilidad y corresponsabilidad en la misión escolapia, ahondando en la Fraternidad a la que somos llamados.

¡Precioso año jubilar nuevo!