Uno de los rasgos de la Fraternidad es compartir los bienes. Ya en los Hechos de los Apóstoles vemos este aspecto fundamental en la vida de la primera comunidad cristiana.
No podemos olvidar que lo más espiritual es el compartir, sobre todo, el dinero y el tiempo. Este compartir es el mejor termómetro para conocer la salud de la vida cristiana.
Compartir los bienes es uno de los rasgos de la vocación de todo miembro de la Fraternidad. No se refiere sólo a asumir los gastos de la vida cotidiana de la comunidad (los materiales formativos, los encuentros, los momentos lúdicos…), sino también y sobre todo compartir dinero (y tiempo) para llevar adelante la misión de la Fraternidad, de las Escuelas Pías.
Esto es ya una realidad en las Fraternidad con mayor trayectoria donde tienen como criterio el compartir el diez por ciento de todos los ingresos por medio de la Red Itaka – Escolapios. Así lo hacen las Fraternidades de Emaús, Betania y en buena medida Brasil – Bolivia y Venezuela, lo que supone una aportación que se acerca al medio millón de euros cada año, una gran y constante colaboración con los proyectos escolapios de todo el mundo.