Conviene recordarnos constantemente el tesoro que tenemos en las manos con la Fraternidad: su puesta en marcha, además de la propia vivencia compartida de la fe en comunidad, abre un amplio horizonte de posibilidades:
- la integración carismática y jurídica de los escolapios laicos: Estatuto de Emaús, reflexión y práctica de esta vocación…
- los ministerios escolapios compartidos entre la Orden y la Fraternidad en Emaús, en Betania…
- la diversidad vocacional
- las posibles iniciativas para seguir avanzando personalmente.
- la red Itaka – Escolapios como espacio y plataforma también jurídica para compartir vida, misión, organización.
- los envíos y encomiendas personales y comunitarios.
- las comunidades conjuntas de religiosos y laicos.
- el impulso a la Comunidad Cristiana escolapia.
- la mayor visualización de la presencia escolapia.
- el refuerzo en identidad y futuro de la misión.
- más facilidad para el desarrollo de las demás modalidades de participación en las Escuelas Pías.