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Miles de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos celebran hoy, en el cielo y en la tierra, el día de San José de Calasanz.

Porque es una alegría que haya personas como él, que dejan sus planes para responder al plan de Dios escrito en las necesidades de quien camina a nuestro lado.

Porque es una alegría saber que miles de personas han tenido una vida más digna, más feliz, más provechosa, gracias a la escuela Calasanz y de los escolapios.

Porque es una alegría saber que miles de personas siguen hoy los pasos de Calasanz, como religiosos y como laicos, comprometidos con la construcción de un mundo mejor por medio de la educación cristiana, especialmente para quienes más lo necesitan.

Porque Dios habrá organizado en el cielo una fiesta especial con todos los niños que han pasado por las escuelas, con todos los escolapios que están allí, con todos los profesores que han hecho posible las Escuelas Pías, con todos los que descubrieron a Jesús ya en su vida terrenal y con los que ahora están con él…

Celebremos hoy la suerte de que la historia haya dado un hombre como Calasanz.