Como cada 27 de noviembre, celebramos una vez más a San José de Calasanz como patrono de todas las escuelas populares cristianas del mundo. Le recordamos como el hombre, el educador, el religioso, el sacerdote, el santo, que supo mirar a los niños como Dios los mira, y que engendró, para ellos, la primera escuela dedicada a la educación integral, desde el Evangelio, para aquellos que más lo necesitaban.
Cuatro siglos después, seguimos disfrutando de su visión de la educación, que nos sigue provocando e impulsando: un ministerio que Calasanz definió como “insustituible” y que enriqueció con sus inolvidables y enfáticas palabras: “muy digno, muy noble, muy meritorio, muy beneficioso, muy útil, muy necesario, muy enraizado en nuestra naturaleza, muy conforme a la razón, muy de agradecer, muy agradable y muy glorioso”.
Calasanz vivía la educación desde unas claves formidables, que hoy siguen siendo necesarias: con pasión, en respuesta vocacional a la llamada de Dios, con la convicción de que a través de las Escuelas Pías estaba colaborando al proyecto de Dios para el mundo, con una certera visión de atender al niño y al joven desde su realidad, y con un esfuerzo permanente por una educación de calidad, proponiendo la educación integral como el único camino para “el buen vivir del hombre futuro y la reforma de la sociedad”.
Por eso, por esa formidable visión, dedicó toda su vida a consolidar las Escuelas Pías. Por eso fue capaz de convocar a otras muchas personas a colaborar con su sueño. Por eso, sus Escuelas Pías, impulsadas por tantos religiosos, Fraternidades, educadores, colaboradores, familias, jóvenes, y tantas personas que han descubierto a Calasanz como una propuesta de vida para ellos, siguen adelante en tantos lugares y desde tantos proyectos. Por eso estás tú aquí, dando lo mejor de ti mismo por un sueño que sientes como tuyo.
Por eso, y de modo crecientemente creativo, sus Escuelas Pías siguen superando fronteras: nuevos países, nuevas plataformas educativas (educación formal, educación no formal, parroquias escolapias…), nuevos proyectos que nos ayuden a dar respuesta a los nuevos desafíos, nueva y rica diversidad vocacional escolapia, nuevas instituciones desde las que se comparte la misión calasancia, etc.
Por eso, una vez más, os invitamos a vivir vuestra identidad, vuestra vocación, vuestra misión escolapia, desde las mismas convicciones desde las que Calasanz configuró las Escuelas Pías: con confianza en Dios, afortunado atrevimiento y tesonera paciencia.
¡Feliz celebración del día de Calasanz, el santo de los niños, el patrono de los educadores, el fundador de las Escuelas Pías!
La Congregación General de la Orden de las Escuelas Pías