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Hoy se cumplen 18 años de aquella primera promesa como escolapios laicos de 7 miembros de la Fraternidad: tres matrimonios que habían tenido la experiencia de compartir tres años en una comunidad religiosa de Venezuela (dos de ellos en Valencia y el otro en Barquisimeto) y un soltero que también estaba viviendo en la misma comunidad de religiosos en Bilbao.

La experiencia tan rica de compartir, además de la participacion en la Fraternidad, con los religiosos animó a abrir este nuevo camino de la integración carismática (eso es la Fraternidad) con un vínculo jurídico con la Orden para compartir todavía más.

Esta nueva vocación es una gran riqueza (el mayor tesoro es vivir la propia vocación) para ellos mismos y también para los religiosos que comprueban como el carisma e Calasanz llama también a laicos a dar este paso. Y resulta un gran paso para la misión que ve cómo llegan nuevos escolapios, y para el caminar conjunto de la Orden con la Fraternidad, y para las posibilidades de vida comunitaria y de presencia en lugares escolapios, y para llamar al laicado a seguir profundizando en su vocación personal y matrimonial, y para la familia que vive esta preciosa experiencia, y mucho más que seguimos descubriendo cada día.

Oramos hoy por estos veinte escolapios laicos, por los que están discerniendo si esa es su vocación, por las Escuelas Pías para que siga caminando en estas posibilidades de participación tan complementaria.