Es una maravilla descubrir cómo el Señor llama de diferentes maneras a muchas personas en torno de las Escuelas Pías: religiosos y/o sacerdotes, escolapios laicos, miembros de la Fraternidad, equipos de misión compartida, colaboradores…
No se pueden confundir ni pensar que son lo mismo, porque hemos de ver que. precisamente por esa diferencia, hay una complementariedad que nos enriquece a todos y fortalece la vocación propia de cada uno.
Compartimos la misma raíz, formamos parte de un mismo tronco, entre todos damos preciosos frutos tan necesarios en el mundo…
Unos, como religiosos, consagran la vida entera intentando hacer suyos algunos aspectos fundamentales de Jesús (pobreza, castidad, obedicencia, comunidad, misión…). Otros, como sacerdotes, aceptan el reto de ser «otro Jesús» para la comunidad como pastores y creadores de comunidad. Otros, como escolapios laicos, asumen el carisma escolapio y también la integración jurídica en la propia Orden. Otros, como hermanos y hermanas de la Fraternidad, comparten el carisma escolapio y se convierten en un nuevo sujeto escolapio. Otros, en equipos de misión compartida, son enviados a llevar adelante la misión educativa cristiana transformadora. Otros colaboran de diferentes maneras con las Escuelas Pías siendo educadores profesionales o voluntarios, colaboradores puntuales o muy habituales, bienhechores… Entre todos, cada uno a su manera, hacemos posible el mundo escolapio.