Cada día puede esconder una experiencia que cambia la vida. Especialmente quienes ahora comienza el verano y tienen un tiempo especial pueden vivir experiencias transformadoras que les hacen más felices, más humanos, más solidarios (es lo mismo) viviendo un campamento con los compañeros, leyendo un libro que toca el alma, compartiendo unos días con alguien significativo, cuidando más la oración, acercándose más a los pobres, compartiendo más sus recursos de tiempo y dinero, contagiando alegría a su alrededor…
Merece la pena acercarse a experiencias que cambian la propia vida y proponer esas experiencias a quienes están a nuestro lado.