La misión escolapia, además de apasionante, es urgente e ingente: millones de niños y niñas necesitan educación de calidad, millones de jóvenes esperan propuestas de vida que llenen el corazón, millones de personas necesitadas claman por un mundo mejor con espacio digno para todos… y ahí se sitúa nuestra misión escolapia: construir una humanidad con futuro desde la educación cristiana transformadora.
La gran noticia es que, además de responder a esta llamada, ahí se encuentra la felicidad propia y ajena. Y que esta vocación escolapia puede ser desde la vida religiosa (donde se consagra toda ella a esta misión y vida) y también desde la vida laical de diversas formas.