Una de las claves del próximo Capítulo General, que se celebrará en enero y febrero de 2022, es profundizar en nuestro ministerio insustituible.
Y será bueno seguir avanzando en ese ministerio de una educación cristiana transformadora, que ha de marcar el estilo de todas y cada una de nuestras obras, de nuestros proyectos y acciones.
Ha de ser educación, instrucción y mucho más, integral en los objetivos planteados y en las formas de llevarlo a cabo, a pleno tiempo, con la colaboración de todos (algo que nos recuerda el Pacto Eductivo Global), continuida en el tiempo y no solo limitada a un horario y unos años, que ha de estar centrada en ayudar a descubrir la vocación de cada cual…
Ha de llevar la propuesta cristiana, dentro y/o fuera de las plataformas de nuestro ministerio, con total respeto y con toda claridad, ha de estar impregnada nuestra acción del estilo cristiano, de intentar propiciar el encuentro personal con Jesús, de dar preferencia al prójimo más necesitado…
Ha de ser transformadora de la realidad y de las personas, sensibilizando, dando a conocer las realidades de nuestro mundo, proponiendo canalas de solidaridad, invitando a un estilo de vida respetuoso de la naturaleza y de toda la humanidad…
En todo esto tienen mucho que decir los centros educativos de calidad, las parroquias escolapias, los centros sociales y la educación no formal con identidad escolapia, el Movimiento Calasanz, la Red internacional Itaka – Escolapios, la pastoral vocacional bien integrada en los procesos educativos y pastorales, la misma vida de cada religioso y de cada comunidad…
Ciertamente el ministerio escolapio es insustituible ahora, antes y siempre.