Calasanz descubrió la llamada Dios para colaborar con Jesús en su proyecto de construir el Reino, un mundo nuevo donde la fraternidad fuera la forma de vida y la educación cristiana transformadora, con preferencia por quienes más lo necesitasen, fuera el camino.
Hoy los escolapios seguimos esa misión… felices de continuar la obra de Jesús, de Calasanz y de tantos escolapios en la historia.