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Equivocarse significa «llamar igual a lo que es diferente», algo que impide saber de qué estamos hablando, qué estamos haciendo y nos impide aprender. Es importante llamar a cada cosa por su nombre.

Algunos equívocos que nos dificultan avanzar:

  • llamar prioridad a la pastoral vocacional cuando no hay acciones conjuntas en este sentido.
  • llamar Movimiento Calasanz a la catequesis «de siempre» cuando no hay procesos continuos con oferta de desembocadura.
  • llamar «misión compartida» a cualquier acción de los religiosos con el laicado cuando no hay proyectos compartidos de verdad.
  • llamar sinodalidad a tener alguna reunión, cuando no hay escucha permanente y espacios para definir los pasos siguientes.
  • llamar participación en las Escuelas Pías cuando hay actitudes clericales (en los religiosos y también en el laicado).
  • llamar educación escolapia a la labor en nuestros centros cuando no es tansformadora de verdad.

Y así podríamos seguir…, pero lo importante no es poner esto de manifiesto, sino implicarnos en hacer las cosas como sabemos que ha de ser. Podemos cambiar y hacer todo mejor.