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El jueves 21 de julio, el P. Jesús Negro, Sch.P. celebrará sus bodas de oro sacerdotales como padre escolapio en la misa española concelebrada de las 19 horas en la iglesia católica de Santa Elena, en el Bronx.

Nació en abril de 1946 en el pequeño pueblo de Bello, enclavado en la provincia de Teruel, una de las tres provincias que componen la comunidad autónoma de Aragón en el este de España. Era uno de siete hermanos y el primero de once, dos ya fallecidos y tres sacerdotes escolapios.

El P. Ángel Ruiz Isla, Sch.P., antiguo P. General de la Orden Escolapia, dijo en una ocasión que cada escolapio debería traer al menos a una persona a la Orden, y el P. Augusto Subías, Sch.P. fue el sacerdote que más le influyó. El P. Jesús ingresó en los Escolapios en septiembre de 1957 en Zaragoza, entró en el noviciado en 1961, y tuvo como maestro de novicios al P. Benito Pérez, Sch.P. Hizo su profesión simple un año después, el 15 de agosto de 1962, en la que tomó el nombre religioso de Jesús Negro «de Nuestra Señora del Pilar». Hizo los votos solemnes el 6 de enero de 1970, y fue ordenado sacerdote el 21 de julio de 1972 por un obispo agustino, el reverendo Ramón González, obispo de la Amazonia, lo que tal vez presagiaba su futuro ministerio en Sudamérica.

Durante los dos años siguientes atendió a los postulantes y luego pasó los nueve años siguientes enseñando tercer grado en Zaragoza. Luego fue enviado a Argentina, donde atendió a los postulantes durante dos años y pasó los tres siguientes enseñando religión y sirviendo como capellán del colegio de los Escolapios en Rosario. A continuación, fue enviado a la India, donde, de 1996 a 2004, volvió a ocuparse de los postulantes. Recuerda especialmente haber pasado un año trabajando con el P. José Alfaro como misionero en los bosques del norte de la India. Luego regresó a Argentina, y durante los siguientes cinco años enseñó religión allí antes de ser trasladado a Peralta de la Sal, en España, que es el lugar de nacimiento de San José de Calasanz, y allí ejerció de párroco. A continuación, fue enviado a Bolivia durante cuatro años, trabajando en un internado escolapio, donde los alumnos se alojan durante la semana porque el colegio escolapio al que asisten está demasiado lejos de sus pueblos para que puedan desplazarse diariamente. A continuación, volvió a Peralta durante un año más y, a finales de 2017, fue enviado a Puerto Rico, donde ejerció como párroco de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen en Ponce. Durante este tiempo, recibió una gran ayuda e influencia de los Padres Agustín López, Sch.P., José Luis Larreátegui, Sch.P., y José Eraso, Sch.P. Finalmente, en 2020, fue asignado a Santa Elena para atender a los feligreses hispanos. Ahora, aconseja a los feligreses y prepara a las familias para que bauticen a sus hijos, y también oficia muchos velorios y funerales católicos.

El P. Jesús dice que disfruta de la gran diversidad ministerial que ha experimentado en su vida, pero que le gusta especialmente enseñar a los niños de primaria, en el espíritu de San José de Calasanz. Dice: «Me gusta comparar la vida cristiana y religiosa con un fruto en un árbol. Para llegar a ser una fruta madura, tiene que soportar a la intemperie todo lo que el clima le lanza. Del mismo modo, me entiendo ahora como alguien que está madurando, tanto como escolapio como persona. Por último, os pido a todos que recéis por mí». El P. Jesús miró hacia el cielo y dijo que espera que algún día algún chico decida hacerse escolapio gracias a él, y, quién sabe, quizás alguno ya lo haya hecho.