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El pasado me de julio tuvo lugar una nueva edición de lo que poco a
poco se va dando en llamar “Ruta Calasancia”, el encuentro anual
de todos los jóvenes escolapios que, en ese año, hacen su profesión
solemne como religiosos. El encuentro de este año 2022 fue bastante diferente, porque han participado en él cerca de ochenta jóvenes de todas las demarcaciones, en dos tandas distintas. Después de dos años sin poderlo llevar adelante a causa de la pandemia, este año 2022 hemos recuperado esta formidable experiencia calasancia que tanto enriquece a los escolapios que en ella participan y a quienes la acompañan.

He decidido dedicar una de las cartas mensuales que dirijo al conjunto de las Escuelas Pías a compartir con todos vosotros algunas reflexiones que me fui haciendo a lo largo de este intenso mes de julio. Lo hago porque creo que es valioso destacar algunas de las experiencias que se viven en esta “ruta calasancia”, y que alcanzan un valor formidable en el contexto de este proceso posterior a un Capítulo General que nos propuso a todos vivir centrados en Cristo y cuidar en profundidad el don vocacional recibido.

Encontramos la carta completa en https://scolopi.org/wp-content/uploads/2022/10/salutatio-20221101-nov.pdf