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Escribo esta carta fraterna pensando en los miles de educadores y educadoras de nuestras escuelas y del conjunto de nuestras obras escolapias, buscando ofrecer algunas reflexiones que les ayuden en el precioso reto que les planteamos: crecer en su identidad con la propuesta escolapia y con el carisma recibido, vivido y transmitido por Calasanz. No hay duda de que ésta es una de las apuestas centrales de la Orden: que las personas que impulsan nuestra misión se identifiquen crecientemente con las claves desde las que la comprende la Orden.

Soy consciente de la enorme variedad de contextos en los que trabajamos, y la diversidad de modos desde los que se entiende, por ejemplo, la experiencia religiosa. Pero he optado por presentar una reflexión que trate de plantear, de modo integral, las claves desde las que los escolapios comprendemos nuestra identidad. Lo hago porque es bueno que las personas que dedican lo mejor de su tiempo a nuestra misión tengan claro lo que nos mueve y nos identifica. Corresponderá a quienes están en cada contexto ver de qué modo pueden proponer -y acompañar- estas opciones.

Fuente y documento completo en https://scolopi.org/wp-content/uploads/2024/06/salutatio-202406-julioago.pdf