San José de Calasanz deseó que toda su obra viviese al amparo y protección de la Virgen María. y encontró en su nombre el refugio más segeuro para religiosos, educdores y estudiantes.
Así, desde el inicio de las Escuelas Pías, el nombre de la Virgen María es invocado como escudo y protección de la Orden, que se gloría de tenerlo por título. Las letras M y A y la referencia a la maternidad divina de María se han convertido en referencia de identidad calasancia en todo el mundo, expresión de grattitud a María y a Calasanz, que nos quiso siempre verdaderos «pobres de la Madre de Dios».