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«Estamos en guerra«. Con esta contundente frase nos despertábamos un sábado de principios del otoño, mañana hace ya un año. Unas palabras que lo cambiaron todo; o nada, según se mire.
El anuncio lo hizo el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, después de que Hamás lanzase un ataque sorpresa sin precedentes contra su territorio. Las milicias palestinas mataron a 250 personas, al infiltrar decenas de terroristas, secuestrar civiles y soldados, y disparar miles de cohetes, en el mayor ataque contra Israel en décadas.
La contundente respuesta de Israel en la Franja de Gaza fue inmediata y elevó el conflicto a una fase más destructiva, cruzando fronteras y extendiéndose a otros países de Oriente Medio.