Landriani, nacido en una familia importante y distinguida de la sociedad milanesa del momento, quedó deslumbrado a su llegada a Roma pero poco a poco su corazón se va empapando de una realidad que le llama a dar su vida por los pequeños más necesitados, de la mano de Calasanz.
Cuando está a punto de cumplir los 19 años Glicerio se desplaza a Roma, siguiendo a su hermano Fabrizio. Durante los primeros meses de vida romana Glicerio queda deslumbrado por una ciudad fascinante. Asiste a fiestas, bailes, y lleva una vida superficial.
En el otoño de 1607 recibe la advertencia de un amigo como una invitación a cambiar su modo de vivir. Comienza a escuchar y a cuidar su corazón para orientarlo hacia Dios.
A partir de entonces toma decisiones importantes que reflejan su cambio: viste de modo sencillo, no desea llamar la atención; comparte su vida, su tiempo y sus capacidades con los necesitados; se cambia de casa para vivir cerca de los pobres; cuida de un modo especial su relación de amistad con Jesús. Reza y escucha.
Glicerio no quiere caminar solo. Busca el consejo de quienes le animan a vivir de un modo cada vez más consciente, pleno, solidario y profundo. La escucha y el acompañamiento del Padre Domingo le ayudan a conocerse mejor, a cuidar el corazón y a dejarse conducir por el Espíritu Santo… en este tiempo comienza a colaborar con las Escuelas Pías de Calasanz.
El 31 de mayo de 1612, Glicerio y cinco amigos suyos entran a formar parte de las Escuelas Pías. La obra que san José de Calasanz que había comenzado 15 años antes con los niños pobres del Trastévere ganó el corazón de Glicerio. Su entusiasmo joven y el deseo de que los muchachos conozcan Jesús, vivan el evangelio y amen a la Iglesia lo convierten en un catequista y un apóstol entre los pequeños. Vive en las Escuelas Pías de Roma, en Frascati. Peregrina también a Loreto para encomendar su vida y su vocación a la Virgen María.
El 2 de julio de 1617 Glicerio comienza el noviciado, un tiempo de formación para ser religioso escolapio. Le acompaña y le ayuda el beato Pedro Casani, su maestro. Afronta esta experiencia con seriedad y con gran deseo de vivirla a fondo. Unos pocos meses después, el 15 de febrero de 1618, muere en Roma. A los 29 años entra, para siempre, en la VIDA.
Podemos conocer mucho más en una pàgina especìfica que encontramos en https://www.landriani.org/