Las primeras Escuelas Pías (1602) nacen con Calasanz que consigue convocar a algunos sacerdotes y a bastantes laicos en la misión de educar a aquellos niños pobres de Roma. Y, cuando nace la Congregación religiosa (1615), lo hace a partir de aquel núcleo de laicos y sacerdotes que estaban ya conviviendo juntos en la escuela de Calasanz… y algunos continuaron en lo que hoy llamamos «comunidades conjuntas».
Después del Concilio Vaticano II, especialmente con el Capítulo General especial (1967) para actualizar la Orden a las directrives concliares, resurge la conciencia de la necesaria participación del laicado en las Escuelas Pías. Y se impulsa el trabajo con las familias, el profesorado, los colaboradores… y se abre un camino para ser fieles a Calasanz.
En el Capítulo Feneral de 1991 se aprueba el Proyecto Institucional del Laicado, que presenta un modelo abierto con las cuatro grandes modalidades de participación. La puesta en marcha del modelo de Fraternidad actual, los pasos dados en mucho slugares, lleva a la elaboración de los primeros directorios de participación, todavía en tiempo de experimentación. El Capítulo General de 2015 dio un paso muy importante con la aprobación del Directorio de Participación en las Escuelas Pías, que es nuestra actual referencia y que recoge estas diferentes formas de participación:
- Los religiosos escolapios
- Los escolapios laicos, miembros de la Fraternidad con integración también jurídica
- Los miembros de la Fraternidad: compartiendo el carisma con los religiosos
- Los miembros de los Equipos de misión compartida: compartiendo la dedicación como envío.
- Los colaboradores de muy distintas formas
- Los participantes de las Escuelas Pías
Es necesario conocer bien estas líneas y ponerlas en marcha en todas las presencias escolapias.