El Colegio Calasanz de Pereira dio apertura oficial a la conmemoración de sus 65 años de labor educativa en la región. Fundado en 1960 por los Padres Escolapios, el colegio ha mantenido una firme vocación de servicio, consolidándose como un referente en la formación integral de niños y jóvenes bajo los principios de San José de Calasanz, precursor de la educación popular cristiana.
“El colegio reitera su voluntad, su compromiso, su querer, su deseo de entregarse a la formación de los niños pereiranos”, expresó Leonor Zapata, rectora de la institución. “Estamos convencidos de que cuando los formamos en solidaridad, solidez, en piedad y letras, estamos ya garantizando un feliz transcurso de sus vidas”.
La presencia escolapia en Pereira se remonta a 1959, cuando el padre Eliseo Díaz, invitado a celebrar la Semana Santa, sostuvo un diálogo con el obispo Baltasar Álvarez. De esa conversación surgió la petición de fundar un colegio católico masculino en la ciudad, ante la ausencia de instituciones de este tipo. La respuesta no se hizo esperar: en febrero de 1960, los primeros 106 estudiantes iniciaron clases en una sede improvisada, un secadero de café frente al aeropuerto Matecaña, prestado por el obispo.
“El colegio nació por la seriedad y el compromiso de unos hombres españoles que llegaron con pasión evangelizadora. Muy pronto esa sede quedó pequeña”, relató la rectora. Luego, la comunidad se trasladó temporalmente al antiguo seminario menor, y finalmente adquirió un terreno —propiedad de una mujer que solo lo vendería para un propósito social de alto impacto— donde se construyó la sede actual. En solo seis meses se levantaron los primeros bloques y, en 1970, la institución abrió sus puertas en su nuevo hogar.
Bajo el lema ‘Una historia que se proyecta’, el colegio ha organizado una nutrida agenda conmemorativa que incluye eventos académicos, culturales, deportivos y pastorales. Entre ellos se destacan la Fiesta Calasanz, el Calasanz Run, congresos para padres de familia y educadores, así como convivencias ofrecidas a niños de colegios oficiales como un regalo a la ciudad.
“Recibimos esta historia, la heredamos, la cuidamos, la actualizamos y la proyectamos”, afirmó la rectora Zapata, resumiendo el compromiso institucional con la fidelidad a su carisma fundacional y la constante renovación pedagógica.
Con 65 años de trayectoria, el Colegio Calasanz continúa con su misión de educar con calidad, espiritualidad y compromiso social, sembrando raíces profundas mientras mira con esperanza hacia el porvenir.