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Es, sin lugar a dudas, el discurso más duro de León XIV desde su ascenso al pontificado, hace ahora mes y medio. En una audiencia a los miembros de ROACO, la institución que aglutina a las obras que ayudan a la Iglesia de Oriente, Prevost lanzó una dura andanada contra quienes buscan «la imposición de la ley del más fuerte», en una clara alusión a las políticas de Trump y Netanyahu en Gaza o Irán.

«Es desolador ver que la fuerza del derecho internacional y del derecho humanitario ya no parece obligar, sustituida por el supuesto derecho a obligar a los demás con la fuerza. Esto es indigno del hombre, es vergonzoso para la humanidad y para los responsables de las naciones».

«El corazón sangra al pensar en Ucrania, en la trágica e inhumana situación de Gaza y en Oriente Medio, devastado por la propagación de la guerra», subrayó el Papa en su discurso. «Todos nosotros, la humanidad, estamos llamados a evaluar las causas de estos conflictos, a verificar las verdaderas y a tratar de superarlas, y a rechazar las falsas, fruto de simulaciones emocionales y de retórica, desenmascarándolas con decisión», insistió el pontífice, quien lanzó una dura advertencia: «La gente no puede morir a causa de las noticias falsas».

«Es verdaderamente triste asistir hoy en día, en tantos contextos, a la imposición de la ley del más fuerte, en virtud de la cual se legitiman los propios intereses», lamentó Prevost. «¿Cómo se puede creer, después de siglos de historia, que las acciones bélicas traen la paz y no se vuelven contra quienes las han llevado a cabo? ¿Cómo se puede pensar en sentar las bases del mañana sin cohesión, sin una visión de conjunto animada por el bien común? ¿Cómo se puede seguir traicionando los deseos de paz de los pueblos con la falsa propaganda del rearme, en la vana ilusión de que la supremacía resuelve los problemas en lugar de alimentar el odio y la venganza?», se preguntó el pontífice.

«La gente es cada vez más consciente de la cantidad de dinero que va a parar a los bolsillos de los mercaderes de la muerte y con el que se podrían construir hospitales y escuelas; ¡y en cambio se destruyen los que ya están construidos!«, denunció el Papa, quien cuestionó que «como cristianos, además de indignarnos, alzar la voz y arremangarnos para ser constructores de paz y favorecer el diálogo, ¿qué podemos hacer?».

Esta fue su respuesta: «Creo que, ante todo, es necesario rezar de verdad. Depende de nosotros convertir cada noticia y cada imagen trágica que nos impacta en un grito de intercesión a Dios. Y luego ayudar, como ustedes hacen y como muchos hacen y pueden hacer a través de ustedes. Pero hay más, y lo digo pensando especialmente en el Oriente cristiano: está el testimonio.»

Fuente e información completa en Religión Digital: https://lc.cx/iKys2E