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Queridos hermanos,

Con inmenso respeto y corazón agradecido me dirijo a vosotros por primera vez como Padre General de nuestra amada Orden. Lo hago desde Bamè, en Benín (cerca de la presencia de la Provincia de las Escuelas Pías del África del Oeste) donde estamos viviendo la tercera edición del programa Escuelas Pías en Salida. La elección de la ubicación no es casual. Desde aquí quiero comenzar esta relación epistolar con toda la Orden, porque aquí late con fuerza el Evangelio que es Buena Noticia para muchos, y el carisma calasancio en expansión. Aquí se encarna esa vocación misionera que nos impulsa a abrir caminos nuevos, y generar misión para la educación, la fe y la justicia.

Antes de todo, deseo expresar en esta Salutatio, dirigida a la gran comunidad escolapia, mi gratitud al P. Pedro por su entrega generosa, su afortunado atrevimiento y tesonera paciencia, y su amor profundo por las Escuelas Pías. Su magisterio ha trazado un surco fértil por el que ahora podemos seguir avanzando con confianza.

Inicio esta nueva misión con sencillez y espíritu de servicio, consciente del contexto de la transición, y también profundamente confiado en la fuerza del carisma que compartimos. Sé que no camino solo. La comunión con todos vosotros y con el Señor que nos ha llamado será mi sostén cotidiano.

Quisiera que esta carta (y las que seguirán cada mes) pueda cumplir con la humilde y preciosa misión que tuvo la correspondencia de nuestro Santo Padre, José Calasanz, y que continuó Pedro con fidelidad: ser un cauce de comunión, una invitación a la reflexión compartida, una ventana abierta a lo que el Espíritu va suscitando entre nosotros, y, sobre todo, una fuente de inspiración.

La inspiración es una actitud decisiva en la vida religiosa, en el ministerio educativo, en nuestra presencia evangelizadora. En un mundo cada vez más ahogado por la gestión administrativa, desnortado con la lógica del rendimiento, que amenaza con secar el alma de nuestras misiones, necesitamos espacios donde nos vuelva a brillar la mirada. Necesitamos recuperar el asombro, el ardor, la pasión fundante. Estamos necesitados de inspiración, porque sin ella, todo se apaga.

Carta completa en https://scolopi.org/wp-content/uploads/2025/07/SALUTATIO-2025-06-JULIO-1.pdf