El desafío de la vida es darse a los demás, colocar a lo demás por delante de uno mismo… como Jesús, como muchas padres y madres por sus hijos, como muchos sacerdotes por su gente, como muchos escolapios y educadores por los niños y jóvenes encomendados.
Esta frase de Calasanz supone un reto y la alegría de saber que podemos darlo todo.