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El P. Joaquín Erviti nació en Estella (Navarra) en 1912. Vistió el hábito escolapio en Peralta de la Sal (1927) y realizó los estudios eclesiásticos en Irache y Albelda (1928-1933).
Es ordenado sacerdote en Pamplona (1936). Desde 1933 y durante casi 40 años (con el intervalo de la Guerra Civil, en el que fue reclutado como capellán militar) está al frente, en el Colegio de Pamplona, de la clase de párvulos, consagrándose como un notable especialista en la educación de estas edades.
Crea un método de aprendizaje de la lectura ampliamente difundido por España y América. Gran conocedor de la poesía española y hombre de una gran sensibilidad escribe numerosos poemas, en gran parte inéditos. En 1972 recibe la medalla al mérito del trabajo (distinción profesional docente).
Falleció en Pamplona en 1999. Dejó entre quienes le conocieron fama de santidad, y está en marcha el proceso de su canonización.

El Niño. Una poesía que escribió sobre el niño… que nos habla mucho de cómo era él. 

Un niño es una sonrisa, / una azucena, un cantar; / la caricia de la brisa / que florece junto al mar.
El niño es una promesa, / una espiga, un manantial… / Cera que conserva impresa / la faz del bien o del mal.
El niño es una maceta / con más flores que un altar, / con más brillo que un cometa, / con más color que un bazar.
El niño es una rociada /de estrellas y bendición; / una rubia llamarada / que funde en una lazada / dos almas y un corazón.
El niño es una esperanza, / el niño es una ilusión; / el niño, de Dios alcanza / a equilibrar la balanza / del crimen y del perdón.
Un niño es fragante rosa, / roja de sangre y pudor; / donde sus pétalos posa, / brota el lirio del candor.
El niño es lirio entre espinas, / paloma en la tempestad, / bandada de golondrinas / que besan la Santa Faz.
El niño es un paraíso, / en sus ojos brilla el sol, / en sus labios Jesús quiso / derramar mieles de amor.
El niño es siempre modelo / de pureza y sencillez; / por eso encuentra en el Cielo / ángel y trono a la vez.
El niño es una semilla / que acaba de germinar; / con un alma, maravilla / de los cielos, tierra y mar.
El niño es oro de mieses / en el erial de la tierra; / él suaviza los reveses / que en la fortuna se encierran.
El niño es fuente y es risa; / es catarata y es luz; / es rayo de sol que irisa / las tinieblas de la cruz.
El niño ve a Dios en todo… / La fe no es ciega para él… / Como con Dios, codo a codo, / juega en el mismo vergel.
El niño es botón de rosa / y estrella del porvenir… / Es alegre mariposa… / en el néctar del vivir.
El niño es una azucena / de perenne lozanía; / es un arpa siempre llena / de celeste sinfonía.
El niño es agua de mayo / y rosa nueva de abril; / luna sin mengua o desmayo, / cielo pintado de añil.
El niño es una guirnalda; / el niño es una canción; / el niño la cuenta salda, / y al hombre brinda el perdón.
El niño es arpa divina, / es sagrario del hogar… / Es corona diamantina… / es arpegio de un cantar.
El niño es una alborada, y el despertar de la vida… / es la alegre campanada / que a resucitar convida.
En el niño tiene asiento / la majestad del Señor; / es la brisa, es el aliento, / el mensaje del Amor.
El niño es un caramelo / menta y fresa al paladar… / es un cachito de cielo… / es blanca flor de azahar.
El niño es polvo de nieve / que blanquea nuestro hogar; / pluma que se posa leve; / corazón del palomar.
El niño es una amapola… / un grito en la tempestad; /en un airón de banderola, / un ramo verde de paz.
Es el niño la inocencia / que ríe con los cariños, / y alegra con su presencia / la nieve de mis armiños.
Es el niño un incensario; / el incienso, su canción; / las brasas, el relicario / que guarda su corazón.
El niño es una floresta; / es el rostro del Señor; / es un domingo de fiesta; / es de los hombres la flor.
El niño es un campanario / que nos invita a rezar; / estrella del santuario / que palpita en el altar
Es el niño roca viva / del alcázar de la gloria; / es gozosa siempreviva; / es el florón de la historia.
Es el niño grácil lirio; / es la gracia del vergel. / En el cielo es nuevo lirio; / en la tierra, leche y miel.
El niño es flor de plegaria; / flecha clavada en el cielo; / luz nueva de Candelaria / y tenebrario del suelo.
Es el niño una cartilla / luminosa de cristal… / no es su cuerpo pura arcilla… / es un alma en un fanal.
El niño es un gran poeta; / sueña en la estrella y el mar; / y los versos interpreta / con la gracia de un juglar.
Es el niño Marcelino / Pan y Vino, el del desván; / que en la Cruz halló el camino / de ir al cielo con mamá.
El niño es la bicicleta, / el balón y el cornetín; / el tambor con la escopeta / y los indios del fortín.
Es el niño una amatista / de belleza singular; / siempre el corazón conquista / y trueca en cielo el hogar.
Los niños son mi embeleso; / los niños, mi vocación; / en ellos dejo en un beso / la flor de mi corazón.

Fuente: los mensajes que manda el P. José Pascual Burgués sobre escritores escolapios.