Cuando la revista Time publicó su lista de 2025 de las personas más influyentes del mundo en inteligencia artificial, un nombre sorprendió a muchos fuera de los círculos católicos: el Papa León XIV. La lista de Time incluye «líderes», «innovadores», «formadores» y «pensadores», colocando al Papa León entre el último grupo de los cuatro, junto con los científicos principales de Google y OpenAI.
El nuevo pontífice, cuyo verdadero nombre era Robert Francis Prevost, fue elegido en mayo y eligió su nombre como un guiño deliberado al Papa León XIII , quien dirigió la Iglesia durante la Revolución Industrial. Así como León XIII abordó las convulsiones sociales de su época en la encíclica Rerum Novarum de 1891, León XIV ha señalado su intención de guiar a la Iglesia ante los desafíos morales y económicos de la era digital.
En su primer discurso importante después de la elección, León XIV advirtió que la Inteligencia Artificial representa nada menos que una “nueva revolución industrial”. Subrayó que su avance nunca debe comprometer “la dignidad humana, la justicia y el trabajo”. Este planteamiento, señaló Time, evoca la defensa de los trabajadores del siglo XIX contra los sistemas que los reducían a mercancías. El nuevo Papa parece decidido a garantizar que la historia no se repita bajo otras máquinas.
La comparación es acertada. Cuando se emitió la Rerum Novarum en 1891, las fábricas y los ferrocarriles estaban transformando las economías con un enorme coste humano. El Papa León XIII insistió en que el trabajo no era una función desechable, sino una parte esencial del desarrollo humano. Su llamado a salarios justos, condiciones de vida seguras y solidaridad contribuyó a la doctrina social católica para la era moderna. Hoy, León XIV parece dispuesto a argumentar que la IA, si bien promete grandes beneficios, corre el riesgo de provocar una deshumanización similar si no se controla.
En junio, el Vaticano acogió una reunión global sobre IA, ética y gobernanza, donde el Papa elogió el potencial de la tecnología en la salud y la ciencia, pero expresó su profunda preocupación por su posible mal uso. Advirtió contra permitir que los algoritmos distorsionen la búsqueda de la verdad por parte de la humanidad o fomenten el conflicto y la agresión.
El Catecismo enseña que «el trabajo es para el hombre, no el hombre para el trabajo» (CIC 2428). Por consiguiente, ninguna máquina, por avanzada que sea, debe socavar a la persona humana, que es el núcleo del trabajo.
León XIV aporta una dimensión personal a esta lucha. Tras años de servicio en Perú, especialmente entre comunidades agrícolas y trabajadores de bajos ingresos, conoce de primera mano la vulnerabilidad de quienes a menudo sufren las consecuencias de la crisis económica. Su perspectiva pastoral sugiere que su liderazgo en IA no se basará en teorías abstractas, sino en la experiencia humana.
Como reconoció Time al incluirlo en su lista de inteligencia artificial, la voz del Papa introduce un contrapeso inesperado en la conversación tecnológica global: una tradición espiritual que mide el progreso no por las ganancias o el poder, sino por si salvaguarda la dignidad de cada persona.
Artículo de Daniel Esparza – publicado el 02/09/25 en Aleteia: https://lc.cx/HeumoJ
Como reconoció Time al incluirlo en su lista de inteligencia artificial, la voz del Papa introduce un contrapeso inesperado a la conversación tecnológica global
Cuando la revista Time publicó su lista de 2025 de las personas más influyentes del mundo en inteligencia artificial , un nombre sorprendió a muchos fuera de los círculos católicos: el Papa León XIV.
La lista de Time incluye «líderes», «innovadores», «formadores» y «pensadores», colocando al Papa León entre el último grupo de los cuatro, junto con los científicos principales de Google y OpenAI.
El nuevo pontífice, cuyo verdadero nombre era Robert Francis Prevost, fue elegido en mayo y eligió su nombre como un guiño deliberado al Papa León XIII , quien dirigió la Iglesia durante la Revolución Industrial. Así como León XIII abordó las convulsiones sociales de su época en la encíclica Rerum Novarum de 1891, León XIV ha señalado su intención de guiar a la Iglesia ante los desafíos morales y económicos de la era digital.
En su primer discurso importante después de la elección, León XIV advirtió que la Inteligencia Artificial representa nada menos que una “nueva revolución industrial”.
Subrayó que su avance nunca debe comprometer “la dignidad humana, la justicia y el trabajo”.
Este planteamiento, señaló Time, evoca la defensa de los trabajadores del siglo XIX contra los sistemas que los reducían a mercancías. El nuevo Papa parece decidido a garantizar que la historia no se repita bajo otras máquinas.
León y León
La comparación es acertada. Cuando se emitió la Rerum Novarum en 1891, las fábricas y los ferrocarriles estaban transformando las economías con un enorme coste humano.
El Papa León XIII insistió en que el trabajo no era una función desechable, sino una parte esencial del desarrollo humano. Su llamado a salarios justos, condiciones de vida seguras y solidaridad contribuyó a la doctrina social católica para la era moderna.
Hoy, León XIV parece dispuesto a argumentar que la IA, si bien promete grandes beneficios, corre el riesgo de provocar una deshumanización similar si no se controla.
En junio, el Vaticano acogió una reunión global sobre IA, ética y gobernanza, donde el Papa elogió el potencial de la tecnología en la salud y la ciencia, pero expresó su profunda preocupación por su posible mal uso. Advirtió contra permitir que los algoritmos distorsionen la búsqueda de la verdad por parte de la humanidad o fomenten el conflicto y la agresión.

Continuando la obra del Papa Francisco
Estas observaciones se basan en iniciativas iniciadas por el Papa Francisco, quien abogó por un tratado internacional sobre la regulación de la IA. Con León XIV, esta visión cobra nueva urgencia.
La insistencia de la Iglesia en la dignidad del trabajo sigue siendo fundamental. A medida que la automatización transforma las industrias, las cuestiones sobre la capacitación, los salarios justos y la distribución equitativa de los beneficios no son solo debates políticos, sino imperativos morales.
El Catecismo enseña que «el trabajo es para el hombre, no el hombre para el trabajo» (CIC 2428). Por consiguiente, ninguna máquina, por avanzada que sea, debe socavar a la persona humana, que es el núcleo del trabajo.
León XIV aporta una dimensión personal a esta lucha. Tras años de servicio en Perú, especialmente entre comunidades agrícolas y trabajadores de bajos ingresos, conoce de primera mano la vulnerabilidad de quienes a menudo sufren las consecuencias de la crisis económica. Su perspectiva pastoral sugiere que su liderazgo en IA no se basará en teorías abstractas, sino en la experiencia humana.
Como reconoció Time al incluirlo en su lista de inteligencia artificial, la voz del Papa introduce un contrapeso inesperado en la conversación tecnológica global: una tradición espiritual que mide el progreso no por las ganancias o el poder, sino por si salvaguarda la dignidad de cada persona.