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Debemos tenerlo muy claro: con un 4 % de lo que se gasta en el mundo en “supuesta defensa” se erradicaría el hambre en todo el mundo ¡sólo con un 4 %!
Y debemos tener muy claro lo que nos dicen los dos últimos papas, Francisco y León: las guerras no solucionan ningún problema, los agrandan. Así es que ¿para qué gastamos en armamento? ¡Por gusto!, para llenar los bolsillos de los que se enriquecen con la industria y la venta de armas. Leamos…
“EL HAMBRE SERÍA ERRADICADO CON POCO
La ONU calcula que con 93.000 millones de dólares, que suponen el 4% del gasto militar mundial en 2024, podría erradicarse el hambre en el mundo.
El gasto militar mundial alcanzó en 2024 los 2,7 billones de dólares, tras un incremento del 9,4% sobre el año anterior, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo.
Un excesivo gasto en defensa no garantiza la paz, sino que alimenta carreras armamentísticas y agrava la desconfianza internacional
La relación entre gasto y creación de empleo refleja un drástico desequilibrio. En España, por cada 1.000 millones invertidos en la industria militar se crean 6.580 puestos de trabajo. Esa misma cantidad de dinero genera 11.890 empleos en el sector medioambiental, 15.300 en el sanitario y 16.440 en educación. Es decir, 2,5 veces más en el ámbito educativo, 2,3 más en el sanitario y 1,8 más en el medioambiental.
La producción armamentística es, con diferencia, la que menos puestos de trabajo suscita. La proporción es similar en los otros países occidentales”.
Está bien, Waldo, que nos pongas el ejemplo de España (similar al de otros países, incluido el Perú). Sí, lo sabemos de sobra. Y, sin embargo, priorizamos el consejo de quienes nos dicen que hay que seguir armándonos (¿contra quién? en la mayoría de los casos contra nadie y para solucionar nada).
¿Acaso no es el hambre de más de 700 millones de personas en el mundo uno de los mayores problemas del planeta? ¿Acaso no es ridículo que no se solucione, pudiendo hacerse solo con el 4 % de lo que gastamos en armamento?
Lo repetimos: por desgracia, es más importante el bolsillo de los ya ricos que el que muchos mueran de hambre o vayan a la cama sin probar ese día un plato caliente… (José Mª Rojo G.)