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Aquí tenemos diez claves para una escuela católica con identidad bien comunicada:
  1. Comunicar desde la misión y el carisma. Toda acción de marketing debe partir del carisma fundacional y el proyecto educativo evangelizador. La misión no es un eslogan: es la razón de ser que debe inspirar el tono, los mensajes y las imágenes. Lo que se comunica no es solo información, sino identidad y testimonio.
  2.  Mostrar coherencia entre fe, valores y propuesta educativa. El marketing con identidad católica no vende un producto, ofrece una experiencia de fe, conocimiento y comunidad. Cada mensaje debe reflejar los valores del Evangelio: esperanza, solidaridad, servicio y alegría.
  3. Poner al estudiante en el centro. El alumno no es un destinatario pasivo sino protagonista de su aprendizaje. Las campañas deben mostrar rostros, historias y proyectos reales que reflejen crecimiento, compromiso y transformación.
  4.  Generar comunidad, no solo audiencia. Más que seguidores, el objetivo es construir redes de vínculos: familias, docentes, exalumnos, parroquias, aliados. El marketing educativo católico crea comunidad, fomenta el sentido de pertenencia y despierta orgullo institucional.
  5. Narrar con esperanza. Cada escuela católica tiene un relato de esperanza que debe ser contado. La narrativa institucional debe inspirar y mostrar cómo la fe impulsa innovación, justicia y compromiso con la vida. “Educar es un acto de esperanza” (Pacto Educativo Global).
  6. Cuidar la estética y el lenguaje. El diseño y el tono deben transmitir belleza, serenidad y cercanía. Las palabras, las imágenes y los símbolos deben evocar la fe y la excelencia, sin caer en clichés religiosos ni en frialdad corporativa.
  7. Aprovechar la inteligencia digital con discernimiento. La comunicación digital, la inteligencia artificial y las redes sociales son herramientas al servicio de la misión, no fines en sí mismas. Se deben usar con ética, creatividad y espíritu crítico, potenciando la verdad y el bien común.
  8. Escuchar antes de comunicar. El marketing con identidad parte del encuentro y la escucha activa de estudiantes, familias y docentes. Solo quien comprende las necesidades reales puede ofrecer mensajes que conecten y transformen.
  9. Medir el impacto desde criterios evangélicos. El éxito no se mide solo por inscripciones o likes, sino por vínculos fortalecidos, proyectos de vida inspirados y comunidades comprometidas con el Reino de Dios.
  10. Innovar con raíces. La innovación en la escuela católica nace de la tradición que inspira. Las nuevas estrategias de comunicación deben honrar la historia y proyectar un futuro donde la fe y la creatividad se abracen.

Para concluir: Potenciar el marketing educativo en la escuela católica es una forma de evangelizar con profesionalismo, belleza y esperanza. Es unir tradición e innovación para que cada mensaje sea una semilla del Reino en el corazón de quienes escuchan.

Oscar A. Pérez Sayago, Secretario General de la Confederación Interamericana de Educación Católica