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De vez en cuando conviene recordar las comunidades conjuntas, donde conviven religiosos y laicos casi siempre de la Fraternidad, que dan mucha vida y misión a las presencias escolapias. Con miedo de olvidar algunas, podemos citar:

  • Cochabamba (Bolivia) con dos religiosos, un prenovicio, un matrimonio y una joven.
  • Santiago de Chile con tres religiosos y un matrimonio con sus hijos.
  • Bilbao (Emaús) con un religioso, dos matrimonios con sus hijos
  • Granada (Emaús) con tres religiosos y un laico soltero.
  • Vitoria (Emaús) con tres religiosos, un matrimonio con sus hijos y dos solteros
  • Lima (Nazaret – Perú) con dos religiosos y dos laicos
  • Nazaret – Ecuador con dos religiosos y una laica.

En tiempos bien cercanos podríamos citar otras comunidades que fueron conjuntas en Bolivia (Santa Cruz), Brasil (Valadares), Camerún, España (Granada, Logroño, Oviedo, Pamplona, Salamanca, Sevilla, Zaragoza), Gabón, Guatemala, Indonesia, Venezuela (Barquisimeto, Valencia) … y seguro que olvidamos varias.
Y, por supuesto, nos podemos ir hasta los tiempos de Calasanz donde, desde antes de iniciar la Congregación de las Escuelas Pías, ya compartian vida, oración y misión conjuntamente los que serían los primeros religiosos escolapios con algunos sacerdotes y laicos.

Estas realidades, sencillas y maravillosas, son un signo para nuestro tiempo, una oportunidad para vivir el carisma desde vocaciones bien diferentes y complementarias, una posibilidad de multiplicar la misión… un regalo del Señor.