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En este triduo pascual que comenzamos es bueno recordarnos que somos soldados derrotados de una causa invencible.

Celebramos (sí, celebramos) tres días día de amor, de entrega, de derrota… de una voluntad de Dios que es invencible, aun cuando no sea fácil descubrirlo.

Celebramos la Cena del Señor (con su signo de entrega, su regalo de la Ecuaristía, su ejemplo de oración), acompañamos a Jesús en su derrota… y vislumbramos al Resucitado también hoy a nuestro lado.

Merece la pena leer el artículo de Xabier Picaza con ese título: http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2014/12/16/soldados-derrotados-al-servicio-de-una-c