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Cuando se acerca la Navidad hemos de estar especialmente atentos para dejar un buen espacio al Niño Dios que quiere nacer en medio de nosotros: en casa, en la comunidad, en el servicio a los demás, en lo más profundo de cada corazón, en las pobrezas de cada cual, en quien nos pide ayuda…

Y no olvidemos que, aunque no nos demos cuenta, Él sigue naciendo a nuestro lado y sería triste que no lo descubriéramos.