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Cuando celebramos el Día del Cuerpo de Cristo, conviene recordar que que se trata de agradecer la presencia física de Jesús vivo, de cuidar de su realidad en la comunidad humana y especialmente en los pobres, de ser reflejo de Jesucristo en nuestro mundo… y eso los escolapios lo hemos de hacer convirtiendo nuestra misión, nuestra comunidad, nuestra vida en signo claro de Jesús en medio de nuestra tierra.

Preciosa adoración será esa de agradecer, cuidar y ser el Cuerpo de Cristo.