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En la celebración de los 400 años de la Orden no podían faltar todos los que estamos dando continuidad a aquel sueñ de Calasanz, a aquella misión que la Iglesia nos encomienda.

Y en ese todos hemos de citar a la Familia Calasancia y a la Fraternidad, sin olvidar a todos los colaboradores y participantes en la vida y misión escolapia del mundo.

Gracias por mantener vivo ese carisma y por la dedicación en favor de tantos niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas que necesitan de un mundo mejor.