Estamos en un precioso momento eclesial cuando nos ponemos en actitud de oración y discernimiento de toda la Iglesia para comprender y asumir la sinodalidad en nuestras vidas, comunidades, obras y actuaciones.
En el mundo escolapio, sinodalidad tiene muchísimo que ver con la participación, de los religiosos y los laicos/as en ese regalo del Espíritu al mundo y a la Iglesia que es nuesto carisma. También es estar en comunión, disponiblidad y corresponsabilidad con la Iglesia local y universal… y con todas las realidades educativas, religiosas y solidarias que están en nuestro entorno y en el mundo.
Aquí y ahora puede ser una buena pista invitarnos todos a crecer en la participación en las Escuelas Pías:
- los religiosos animando a otros religiosos y a todas las personas cercanas a entrar en esta dinámica, a la vez que creciendo en la actitud de signo de consagración y como pastores al servicio de quien lo necesita,
- los escolapios laicos y los miembros de la Fraternidad invitando a otras personas a iniciar el camino de acercamiento a las Escuelas Pías y asumiendo la corresponsabilidad que supone ser un nuevo sujeto escolapio junto con la Orden
- los miembros de los equipos de misión compartida profundizando en ese compartir que implica conocer más, querer más, corresponsabilizarse más, aportar sus cualidades para el bien de la misión escolapia
- los colaboradores en las obras escolapias (educadores, voluntarios, familias…) descubriendo que esta colaboración puede ser mucho más: un estilo de vida, un crecer como personas y cristianos, un dar más pasos…
- los participantes en las obras y proyectos escolapios, descubriendo que son el centro de las Escuelas Pías, no como un derecho de exigir sino como una actitud de agradecimiento que ha de llevar a cuestionarse la vida y descubrir la vocación de servicio a los demás
- todos convocando a más personas, de todas las edades y condiciones, a crecer en conciencia de que todos somos necesarios y tenemos algo que aportar, que solo viviendo la vocación personal podemos vivir felices haciendo felices a los demás.
Vamos a avanzar todos y cada uno en este precioso camino de revitalizar nuestra Iglesia y las Escuelas Pías para que sean, con mucha más claridad, un sacramento de Jesús hoy y aquí.