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Hace más de 400 años, Calasanz descubrió y dedicó toda la vida por uno de los derechos humanos más fundamentales: la educación para todos.

Se trata de un derecho todavía pendiente, tal como dice el Informe de los Derechos Humanos (https://www.hrw.org/es/world-report/2020/country-chapters/337558#): «En 2019, casi 260 millones de niños y niñas no asistieron a la escuela, según la ONU, siendo las áreas en entornos de conflicto las que se vieron más gravemente afectadas: alrededor del 50 por ciento de los niños y niñas de escuela primaria pero sin escolarizar viven en esas áreas, y unos 617 millones de jóvenes de todo el mundo carecen de conocimientos básicos de matemáticas y alfabetización. »

A través de la educación escolapia en centros escolares, sociales, parroquias, acciones de tiempo libre, sensibilización y educación en valores, trabajamos cada día por la educación y todo lo que ella conlleva de atención a las necesidades fundamentales y a la construcción de un mundo mejor para toda la humanidad.