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Si nuestra casa está ardiendo, cualquiera que sea su tamaño, el color de las paredes o las dimensiones de la cocina, la prioridad es apagar el fuego. La casa del sector de la educación está ardiendo. La pandemia de COVID-19 constituye el peor golpe a los sistemas educativos en un siglo, ya que las escuelas han estado cerradas durante más tiempo que nunca, a lo que se ha unido la peor recesión de los últimos decenios. Más de 1 600 millones de niños han perdido horas lectivas durante muchos meses, incluso durante la mayor parte del año pasado, y muchos niños todavía no han vuelto a la escuela. Según las previsiones, el cierre de escuelas y las perturbaciones que ello ha provocado en la participación y el aprendizaje generarán pérdidas por valor de unos 10 billones de dólares en lo que respecta a los ingresos futuros de los niños afectados.

Hay que apagar el incendio ya mismo. El aprendizaje de los niños ha sufrido enormemente. Y como el sector de la educación también es fuente de salud, nutrición y servicios psicosociales, el bienestar global de los niños se ha visto mermado considerablemente. La recuperación tiene que empezar ya. Por eso, la UNESCO, el UNICEF y el Banco Mundial indican tres prioridades:

  1. La primera prioridad es que todos los niños vuelvan a la escuela para recibir una enseñanza presencial total o parcial. En marzo de 2021, más de 168 millones de niños en todo el mundo se habían quedado fuera de cualquier tipo de aprendizaje presencial durante casi un año completo. Esta cifra no incluye a los niños que han abandonado totalmente la escuela como consecuencia de la pandemia. La experiencia de las escuelas que han vuelto a abrir en todo el mundo muestra que eso es posible de manera segura.
  2. Recuperar el aprendizaje perdido. Tras perder meses de tiempo lectivo, muchos alumnos necesitarán algún tipo de refuerzo educativo.

En las escuelas los niños también aprenden a reaccionar a los contratiempos y a aprender de ellos, y desarrollan sus competencias socioemocionales: el objetivo es que las escuelas incorporen el aprendizaje socioemocional a su docencia.

3. Preparar y empoderar a los docentes. Necesitarán formación y apoyo adicional para poner en marcha clases de recuperación y aprendizaje socioemocional, ya que para muchos docentes se tratará de tareas nuevas. De la misma manera, los docentes necesitarán probablemente formarse en enseñanza a distancia o combinada. Deben también cuidar su propia salud, por el mayor riesgo de contraer la COVID‑19 con síntomas más graves, por lo que todos los países han de dar prioridad a la vacunación de todos los docentes.

Podemos leer el artículo completo en https://es.unesco.org/news/mision-recuperar-educacion-2021