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En una época donde cada persona cree ser el único protagonista y el centro del universo, es necesario descubrirnos corresponsables del único que debiera ser el protagonista: Jesús y su espíritu vivo entre nosotros.

Calasanz lo entendió muy bien cuando fue renunciando a SUS planes para aceptar y asumir los planes de Dios. Y así supo construir y acompañar los primeros pasos, bien duros y difíciles, de las Escuelas Pías.

Hoy tenemos también ese reto: vivir fieles al carisma de Calasanz escuchando las llamadas del Espíritu a hacerlo de manera responsable y creativa. ¿Qué quiere hoy el Señor con ese carisma que entregó a Calasanz y a los escolapios? En un mundo donde millones de niños siguen sin escuela, donde muchos jóvenes están sin horizontes, donde la desigualdad social es inhumana, donde la Iglesia ha de seguir siendo luz del mundo… ¿qué es ser fiel al carisma de Calasanz y a la voluntad de Dios?

Ese es el reto de los escolapios hoy (y siempre) y eso es lo que será abordado en este próximo Capítulo General.