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Sinodalidad y participación son dos de las claves que marca el reciente Capítulo General en el capítulo de las Escuelas Pías que necesitamos para los próximos años.

Como aportación desde esta página, podemos sugerir que ambos elementos van muy unidos: uno se refiere a la escucha y discerimiento común, y el otro a estar dispuesto a abrir las puertas y dejarnos cambiar por la llegada de los demás.

Quizá es más clara esta afirmación si decimos que las Escuelas Pías de los próximos años han de dejar espacio a la Fraternidad (que debe crecer en identidad y madurez) y a los horizontes que abre: el modelo de presencia con este nuevo sujeto escolapio, la Comunidad cristiana escolapia, el Movimiento Calasanz con nuevas manos y nuevo horizonte de desembocadura, los ministerios escolapios encomendados al laicado de forma conjunta, los envíos misioneros, las comunidades conjuntas, la Red Itaka – Escolapios como entidad compartida entre la Orden y la Fraternidad… y, por supuesto, la apertura a todos los colaboradores y participantes en la misión escolapia que es mucho mayor desde la vida con los elementos citados.

No hay duda: sin sinodalidad y participación tenemos poco futuro. Y con sinodalidad y participación se abre un porvenir muy interesante y más fiel al Evangelio y a las llamadas de nuestra humanidad.