Después de zambullirnos en la infancia petraltense con su tierra y su sol, el rumbo de la Ruta Calasanz nos condujo a un gran número de pueblos y ciudades. Latía la impresión de dejar la quietud familiar y comenzar a desandar los mismos caminos que con 11, 15, 20 años acompasaron el crecimiento de San José de Calasanz.
Como el Santo, también nosotros fuimos y volvimos muchas veces, con distancias cada vez más largas. Fue revivir la experiencia de salir y volver al terruño más crecidos, con nuevas preguntas y muchas respuestas. ¿Cuáles son mis orígenes?, ¿cómo estudio y cómo fueron mis estudios?, ¿qué dificultades me han ayudado a elegir?, ¿cómo puedo cuidar mis vínculos?
Esta parte del viaje nos invitó a descubrir cómo, de 1568 a 1592, Calasanz recogió como cuenco lo que luego derramaría como canal. Vislumbramos en Lérida los vestigios imponentes de un ambiente lleno de fe y sabiduría. Caminando por las galerías del majestuoso claustro de la Seu Vella no era difícil imaginarse junto a ese joven sediento de verdad a quien sus compañeros llamaban “mi Espíritu Santo”. Aquí se perciben los sólidos fundamentos de sus pasos vocacionales.
¡Qué gran regalo fue contemplar el Cristo de Almatá que preside el Santuario de las Clarisas de Balaguer donde recibió su primera tonsura! Allí, escondida tras las rejas estaba la Mare de Déu que fue baluarte de grandes batallas por la Fe. También Calasanz, contemplándola agradecido, la hará a su tiempo su escudo para conquistar las almas.
La ruta calasancia continúa y va delineando entre montañas agrestes, campos trillados y olivos frondosos la vida itinerante del joven sacerdote que en pocos años deja imborrables huellas en personas e instituciones.
Barbastro nos sorprendió con su inmensa Catedral y el Palacio episcopal donde el recién ordenado P. José tuvo sus primeros desafíos al servicio del obispo. Para todos nosotros, por ordenarnos o noveles sacerdotes fue una invitación a preguntarnos: ¿por qué caminos nos llevará este ministerio?
Urgel, Tremp, Claverol y Gerri de la Sal quedarán grabadas en nuestra memoria como testimonio de que somos hijos de un hombre que supo entregarse fielmente en todos los terrenos y circunstancias, un hombre disponible, habilidoso y audaz.
Cautiva imaginar a Calasanz en las galerías de la Seo de Urgel, combinando en su interior el celo propio de un secretario de exquisita caligrafía con la preocupación por la defensa ante el ataque de bandoleros. Pluma y arcabuz…
Finalmente, aunque a contrapelo de la cronología, esta etapa de la Ruta culmina en Montserrat. Y si bien la ruta sigue, la Morena nos detiene y nos llama a su regazo. Subir y subir, por escarpado y estrecho sendero. Todo un itinerario escolapio: con María a lo alto, hacia la Cumbre de la Perfecta Caridad (P. Joaquín de María Madre de Jesús Sch. P.)
Fuente y más fotos en https://scolopi.org/ruta-calasancia-2022-de-peralta-a-montserrat/