El museo Ighina, como nos dice el P. Celestino Springhetti, su mantenedor, más que un “museo” (especializado en un determinado tema) es una colección de objetos diversos, que se han ido acumulando hasta la actualidad.
Debió ser un museo cuando lo creó el P. Filippo Ighina (1821-1876) en una casita próxima al colegio de Carcare, en la que almacenó sus interesantísimos hallazgos paleontológicos, entre otros una colección de más de 4000 conchas fósiles (a tres le dieron más tarde su nombre, por haberlas descubierto él), así como otras maravillas de gran interés histórico.
Tras la muerte del P. Ighina, siguió su tarea recolectora el P. Luigi Bigliani (1870-1946), pero poco a poco el museo paleontológico se fue convirtiendo en un museo de ciencias naturales, con un interés mayor para los estudiantes del colegio. Y, ante la decadencia del colegio de Carcare, el museo se trasladó al flamante colegio nuevo de Cornigliano, donde se encuentra en la actualidad.
Algunas de las colecciones (conchas, hachas de piedra, insectos, herbario, monedas…) son muy apreciadas por los especialistas. El museo Ighina es, quizás, entre los pocos que tenemos los escolapios, el más importante, y merecería ser mejor conocido por todos nosotros.