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Las Escuelas Pías de hoy tienen el gran desafío y la mayor oportunidad de ir haciendo realidad el religioso escolapio que asuma en su persona, y siempre en comunidad, ser un Calasanz de nuestro tiempo y del futuro siendo educador volcado en la necesidad del otro, siendo religioso que centra su vida en Jesús, siendo sacerdote que se atreve a intentar ser presencia de Cristo, siendo hermano de comunidad que anticipa ya lo que será la humanidad entera…

Esto no es teoría, sino la realidad ya presente entre nosotros en muchos escolapios, jóvenes y veteranos, que afrontan con generosidad y confianza en el Señor el reto y la oportunidad de esta preciosa vocación.