Especialmente difícil resulta hoy la puesta en marcha de los equipos de misión compartida: son muchas las personas que colaboran con lo escolapio desde esta clave, pero su cristalización objetiva no lo es tanto.
La misión compartida implica ser enviado, aceptar ese envío, tener clara la misión que hay que realizar, asumirla como algo central en la vida, mantener dicha misión en el tiempo, que todo ello sea reconocido y reconocible desde fuera,…
Afortunadamente tenemos ya unas cuantas realidades en distintos lugares, casi siempre de la mano de la Fraternidad que es un modelo más claro de compartir espiritualidad, vida y misión escolapia, de compartir el carisma y ser conjuntamente con los religiosos el rostro de Calasanz en cada lugar. Nos pueden servir de referencia a quienes estamos en momentos iniciales.
Como muestra recogemos la imagen de dos de los equipos de misión compartida que se reunieron, como cada mes, en torno al colegio y a la sede de Itaka – Escolapios de Bilbao este viernes pasado, día 28 de marzo.