A lo largo de la visita que estoy llevando adelante en toda la Orden, centrada especialmente en la Formación Inicial y en la atención a los religiosos que están viviendo sus primeros años de vida escolapia adulta, estoy percibiendo un gran interés, por parte de los hermanos, por todo lo que significa el reto de vivir el voto de pobreza y de que nuestro ministerio sea crecientemente dedicado a los más necesitados. Doy gracias a Dios por esta sensibilidad que percibo en los jóvenes escolapios. Por eso, he pensado compartir con ellos, y con todos, una sencilla reflexión sobre los retos que ellos me plantean.
El punto de partida es muy claro para mí: “Seguimos a Cristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza”. Así comienza el capítulo sexto de nuestras Constituciones, dedicado al voto de pobreza[1].
Creo que esto es muy importante que no lo olvidemos nunca. El centro de nuestra vida de pobreza es el seguimiento de Cristo. Por eso es un voto. Nuestra vida se siente desafiada por la sencillez y la pobreza, y llamada a conversión, porque ese es el estilo de vida de Jesús de Nazaret….
Encontramos la carta completa en https://scolopi.org/amar-la-venerable-pobreza/