Cuando se va acercando el tiempo de Navidad de este año y se mira con esperanza el nuevo año, es necesario que siga resonando el mensaje de amor que Dios nos da cada Navidad, cuando sus ángeles proclaman «Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a las personas que tanto quiere Dios».
La gloria de Dios es el bien de nosotros, sus hijos e hijas. Y eso tiene mucho que ver con la paz en el corazón de cada cual, en las familias, en los pueblos y barrios, en el mundo entero. Y se convierte en la llmada urgente a construir un mundo humano, un muno hermano, donde todas las personas podamos vivir en paz y fraternidad.
Asumamos esta llamada como el estilo de vida personal y conjunto: construir un mundo en paz y fraternidad, con nuestro testimonio, compromiso, labor educativa, iniciativas de solidaridad…